Equilibrismos tras el telón.
No es un ensayo más,
es la vida que se retuerce
entre nuestros pies.
Día tras día, la balanza calla
injusticias del otro lado
del mundo y de la mente.
Acariciamos el suave rojo.
Todo o nada, tópicos sin fin
bajan de nuestras cañerías,
de las venas taponadas
del tiempo y sus mareas.
No seremos revolución
hasta que asesinemos
todas las dudas que oxidan
nuestro juicio y poca moral.
Todos los gritos salvarán
la paz del caos de Dios,
de sus oídos recién nacidos
a la onda de nuestras caídas.