Escritura silenciosa

Llega de un vértice de ti
hasta el centro mismo donde me derramo.

Me escribes, me cantas, me lees
cuando me baño en silencios públicos.

No hay prisa lógica por ser
capitán de unas olas si no escucho el viento.

Junto letras que están vivas
para honrar a los que me dejarán morir.

La sed, el hambre, soy yo,
que cumplo promesas que nadie me pide.

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A oscuras

Escribo para mí porque solo yo me quiero.

Escribo a oscuras por si acierto con las letras.

Escribo en cuevas del tamaño de un corazón herido.

Escribo gotas de un río que no puedo ser.

Escribo lo que me dejan contar.

Escribo, y todo se vuelve paz.

Escribo con la mirada alta, casi infinita.

Escribo y se duermen las garras que ayer no se dejaban limar.

Escribo cuando tú dejas de pensar.

Escribo el frío que sacudió mi alma tres horas atrás.

Escribo mas no se abren puertas en este solar.

Escribo tumbada los pensamientos que no logran dormir.

Escribo con las manos atadas a esta minúscula luz.

Escribo y se escapan los tiempos que no viviré.

Escribo de dientes adentro para no morder la vida.

Escribo, y duele. ¡Vaya si duele! Pero escribo por fin.

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Medianoche

Es medianoche y me despierto. Ya no estás. Fuiste un sueño corto, profundo, mas leve cual filo de guadaña.

Es medianoche y ya da igual. Las estrellas brillan más naranjas que nunca. Se escapa una lágrima de su redil.

Es medianoche y vuelvo a la vida. Se ha deshecho el conjuro. Hay que sacar brillo de nuevo a la bola de cristal.

Es medianoche y escribo. Y ya no es medianoche. Es mañana sin amanecer. Es un día sin caricias. Saco un beso del cajón.

Es medianoche en cualquier lugar. Cierro los ojos y tú los abres. Es tu turno. Es tu noche. Era mi medianoche.

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