Amo las sombras
como parte de la luz que se resiste.
Amo esta ciudad
que te regala la paz de un amanecer
y te arrebata,
diez minutos después,
la esperanza y la vida.
Aún así,
todo en orden.
El silencio entre un padre y un hijo
que bajan juntos a desayunar.
Los sueños de gloria y riquezas
de una señora que apuesta su pensión
en las máquinas tragaperras del bar.
La mirada ciega del camarero
que no sabe qué día es hoy.
Hoy no es día de partido.
Hoy no ha habido sucesos que comentar.
Hoy es un día para olvidar.