¿A dónde te diriges?
¿No ves que no me ves?
El barniz donde se reflejan tus demonios
solo sabe de vidas pasadas no vividas.
¿A dónde me llevas?
¿Al aire que mece la nube?
Desde tu prisión de amaneceres eternos
llega el grito de una luna virgen nueva.
¿A dónde?
¿Hasta la muerte?
La quietud que te desabrocha el alma
se relame en los latidos de tu postrer corazón.