La ola

¿Sabe la ola que es poesía para el mar?
Cada espuma, un susurro.
Cada embestida, un nuevo final.

¿Sabe la ola que su viaje es eterno?
Hacia un nirvana húmedo.
Hasta el osario de horizontes.

¿Sabe la ola que no hay palabras que la contengan?
Que la luna es su brújula,
y que la orilla solo es un eco más.

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Hechos

Hechos, dadme palabras.
Estoy sola ante vosotros,
dueños de vuestro destino y del mío.

Salida, muéstrame tu puerta.
Traigo el alma cansada
de merodear esta casa sin ventanas.

Viento, invítame a tu hogar.
Llevo alas inmaculadas,
amantes del sol y de la lluvia nuevas.

Navegante, súrcame la vida.
Abandono un silencio atroz
en cada puerto que no me ilumina.

Luna, escóndeme tu verdad.
Cubro mi melena de agua,
me agita cada mirada de mariposa.

En cada fractura, una cima.
En toda alma, la unión.
Hombre y mujer y rosa y espina viva.

Para Arturo Murguia.

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Día con mar

Sueños sin dientes
Palabras sin eco
La lluvia que espera
Que acabe el asueto

Dulces los ojos
De cacao y almendra
Duermen sin pausa
Se aleja el espejo

Somos un día con mar
Susurro de sirenas
Gozo para las gaviotas
Embate de olas insomnes

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Oscuras mañanas

Miro el silencio a los ojos
Gana seguro
Siempre pestañeo palabras.

Quiero hablarle de vos
De tu nube
Los paisajes que muestras.

Sueño de rostros abiertos
Sonrisa fácil
Puño enamorado a rastras.

Recuerdo un vacío de poros
Abrazo partido
Una piel para cada acera.

Mato el yo que duerme solo
Forma confusa
Melaza de oscuras mañanas.

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Testamento

En mi testamento dejaré
todas las palabras que no quisiste oír,
todo el sudor de mis uñas
y las lágrimas de mi vientre.

Todo lo que puedo legar
cabe dentro de una caricia palpitante,
una armadura de piel,
un eco de buenos días.

Mi última voluntad será
que tu silencio escuche mi postrer aliento,
viento de flores caducadas
en jaulas doradas por el sol.

En mi próxima vida veré
el fondo del mar que no me atreví a cruzar,
los tesoros ocultos detrás
de la sombra de tus ojos.

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