La sombra del lago

En el filo de la ventana
que no corta la carne
sino el viento entre fuera y dentro.

Planto la barrera de luz
frente a cielos estrellados
y manos que no saben qué agua besar.

La naturaleza aplaude lejos,
se sacude las gotas de amor
y moja el sudario de tierra yerma.

Sobra una hoja en mi pelo,
vuela de mí hasta su muerte,
donde las vírgenes lloran sus hijos.

La sombra del lago convexo es
niña, mujer, anciana de plata,
tumba de todo lo que hizo y ya olvidó.

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Un segundo después

Un segundo después,
la vida de ella paseó
detrás de todos los párpados.

Un segundo después,
un gavilán en el alfeizar
de la tenebrosa ventana.

Un segundo después,
la muerte era vida ciega,
hilván de amor de hermanos.

Un segundo después,
llegó silencio atronador
tras la última exhalación.

Un segundo después,
una comunión de lágrimas
hacia las aguas del cenote.

Un segundo después,
el descanso incalculable
de la natura que nos traga.

Seis segundos después,
vuelve la memoria guardiana
a su atalaya de plata.

Para Isabel Díaz

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Tierra fría

Soy dos bolsos colgados junto a la ventana, un pendiente suelto sobre la mesilla, la mitad de una foto, un mapamundi con chinchetas, cajas llenas a la espera de algún día estar vacías. Soy una capa de polvo sobre los muebles, el olor de unas sábanas, el desorden tras las puertas. Soy una serpiente a punto de mudar. Esta tierra ya se enfrió.

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Amor al gris

Recibe este amor que me chorrea, asfalto.
Tú, el que no conoce fondo en sus poros
absorbe mi brea ungida en lágrimas
milenarias que olvidaron otros páramos.

Amor de cemento, amor de excremento,
lisiado y ciego y sordo en el grito.
Auxilio despiadado de ventana a ventana.
Luz simple que solo brilla en el silencio.

Instantes sin paz componen tu sinfonía.
Un degradado de grises a punto de volar
en formación marcial, un catre frío te espera.
O tú le esperas a él, pero esa es otra historia.

Te amo, me resbalo por ti, ciudad maldita
de ogros indies y princesitas de clase baja.
Sigue aceptándome, continúa ignorando
este amor banal puro relleno de sonrisas.

Estoy por ti, Madrid.

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