Surge la duda
en el centro,
en el mismísimo centro
del silencio.
Chirría quejas
la puerta oxidada,
incontables pasos sin fin,
dos giros.
El piso tiembla,
miradas arriba,
no queda nadie ya abajo
que respire.
Cada cual será
ave ignorante,
le dedica a su espejo
guiños inquietos.