Pudor de alma

Hace tiempo que somos extraños en nuestra piel. El alma navega en sudor y desata todos los lazos del universo. Cerramos los ojos para tocarnos mejor las sombras. Y nos hundimos en las alturas del placer.

Los ojos, si siempre abiertos, se cansan de tantas luces tristes y mezquinas.

Mientras haya un huracán, dejemos abierto el corazón sobre la punta de la lengua. La verdad tiene un sabor amargo, a sangre, amante. Será mejor que nos asomemos al mundo con la mirada táctil de un niño.

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