Esta ciudad constipada
tose y escupe humo con alquitrán.
De ojos azules vidrio,
llora cual ciego vagabundo inmortal.
Su música de pisadas
inquieta el oído virgen de un bebé.
Duele su insomnio vulgar,
queman sus noches sin medida ni final.
La ciudad habla bajito,
congela su eco el trébol por brotar.
No desea epitafio,
solo un lecho de ruinas sin masticar.
Etiqueta: lecho
Cuatro casas
Tengo cuatro casas.
Una, la de mi madre,
la teta nutriente
de abdomen incesante.
Dos, el hogar por hacer,
el proyecto inconcluso,
los muros de aire.
Tres, el lecho en las alturas,
el abrazo desnudo
de simiente fértil.
Cuatro, el refugio del alma,
el retoño de sueños,
mi laberinto con ventanas.
Tengo cuatro casas,
y todas las habito.
Pecho desnudo
Este pecho es un páramo tranquilo.
Sopla el viento recio sobre la tierra
que se endureció tras morir el verano.
Un solitario perro corretea en círculos.
No hay sombra que le abrace,
su dueño le devolvió la libertad salvaje.
Su hocico huele la tormenta.
Anhela encontrar un lecho de sombras
o por lo menos una casa bajo unas ramas.
Llega el ruido, el rayo, la palabra.
Agacha la cabeza, retuerce las orejas.
Está solo, libre e indefenso frente al grito.
Ojalá conociera la plegaria adecuada,
mas de su boca solo ladridos nacen.
Y Dios nunca entendió de quejas sin amo.
Fuego
Cada canción es un pedacito de alma dedicada. Al amor, al horror, al error.
¿Quién te dedicará una canción, amor mío?
¿Quién juntará las rimas que avivan tu corazón?
El fuego siempre está por hacerse, nunca se termina. Déjame ser tus ascuas, reminiscencias de luces lejanas. Quemar las fronteras que separan las manos. Juntarte los labios con palabras recién recogidas de mi lecho. Beber las melodías que brotan de tu pecho. Dormirnos las espirales hasta que se estiren en luz y camino. Déjame ser tu cuaderno de notas rasgadas y disonantes. La inconclusión de todas tus historias proyectadas. Déjame ser borrador, boceto, esquema, esqueleto y proyecto. Déjame ser el fuego fatuo sobre tu tumba.
Sudores
Esta no es una historia, este es un río que no tiene cauce. Una nube de vapor que se posa igual sobre una flor que sobre un perro. Esta es una gota informe. Es un aliento mortal y primigenio. Es la resaca de una vida por desahuciar. Es el durante que encierra un gemido. Un alarido húmedo de entrañas esparcidas sobre el lecho, listas para ser destino y lectura y comida para almas carroñeras. Este es un sudor licuado de piel.