Mi mundo interior es un desierto.
Mi mundo interior no tiene olas.
Ni capullos, ni libélulas.
Mi mundo es un erial.
Renacuajos, paz, sol bajo las piedras.
Se impone fuera un eco de grillos,
un verano que se agota,
la fatiga al respirar.
Desayuno con licor las prisas de ayer.
Nutro mi corazón, que no sabe de horarios.
Hoy no haré nada,
hoy dejaré de latir.
De repente, la voz del último silencio.
El deseo de todo y nada, súbitamente.
Ansia por deshacer
todo lo por vivir.