Puerta al pasado

El pasado aparece
si llamas a su puerta.
Se levanta perezoso
mientras hincha sus venas.
No tiene prisa,
él siempre estará ahí.
Dispuesto a arruinar
el día presente.

Mira esa flor, dice,
¿ya no recuerdas su aroma?
Golpea mi puerta
y te enseñaré su alma.
Firma donde te señalo
y te regalaré estas piedras.
No llores más, niña,
tu vida pasada te vela.

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Solo quiero caminar

Solo quiero caminar
hacia el mar de nubes blancas.

Solo quiero respirar
el oxígeno de tus canciones.

Solo quiero proteger
el afecto de los incomprendidos.

Y si el beso quema,
ungiré aceite con sal en mis venas.
Pues no hay vida
sin amor que al alma no duela.

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Invierno

Me siento con las hojas,
secas y húmedas
a partes iguales.

El otoño se retuerce
en sus comisuras.

No hubo delito,
no queda savia en sus venas.

La suerte no es
de las que aun cuelgan,
funambulistas del viento.

Es de las que juegan
con mi pelo.

Improvisada
diadema de colores.
Bienvenida al invierno.

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Al dente

Hay un calor que derrite las venas,
un amor caliente que nos enreda.
Somos tú y yo.

Al dente.

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Indolencia

Duéleme en los huesos, no en las lágrimas. El corazón pierde el paso entre dolor y dolor.
Duéleme despacio, que dure hasta la muerte. Expiran las palabras no dichas.
Duéleme en lo profundo de la piel. Donde se desvela el alma al amanecer.
Duéleme mucho, de poquito a poco. El tiempo se hunde en venas movedizas.
Duéleme con los ojos cerrados. Se refleja la noche en las sonrisas.
Duéleme en la raíz del pensamiento. Las ramas al viento no mecen escozor.
Duéleme en la niña que no sabe crecer. Olvida la cara si no llega el querer.

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