No más besos

Con la verdad por delante,
con la verdad fea, incómoda.
Ven con la verdad que duele,
y si no me hiere, mejor no vengas.

Con besos que me derritan,
con los labios abiertos, libres.
Dame besos nuevos, puros,
y si no lo son, mejor no me beses.

Queda todo el universo por recorrer y besar.
Queda la esencia de nuestras almas por destilar.
Quedamos tú y yo, en estos cuerpos o en los siguientes.
Quédate, ya el tiempo se agota y el creador descansa ya.

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Rojo por besar

Ella esperaba la muerte
de aquella barra de bar.

Él traía el rojo carmín
de otros labios por besar.

Despojados de dueños,
dos almas a negociar.

La luz de sal abrazaba
sus miedos y felicidad.

Esclavos de sus manos,
la luna quisieron tocar.

Quién paga, quién cobra,
quién sufre al no amar.

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Fortalezas

Algún día te contaré sobre la fortaleza que se deshizo en su propio foso.
De los esposos que murieron sofocados en su bello torreón de marfil.
De todo ese dolor que queda en nada, en brisa leve de playa sin mar.

Te contaré todas las veces que sangraron mi alma las agujas del tiempo.
De todos los hombres buenos que tiraron monedas al fondo de mi fuente.
De los deseos cumplidos, de las promesas reencarnadas en caricias.

Muy pronto verás en mi pecho la forma de todas las nubes que toqué.
De las delicadas subidas y bajadas del aliento de todos los amantes.
De la vida dichosa, de la luz que se perderá en una dedicatoria no escrita.

Y un día dejaremos en el bronce de las Parcas nuestra ofrenda de besos.
De los suplicados, los dados, los robados, de los paisajes sin lugar.
De toda la humedad de unos labios entreabiertos, a punto de morir.

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Labios como almohadas

Que un homenaje nunca fue tan sentido, ni unas ganas tan derrochadas. No se puede negar.

Que ya no hay sombras porque somos todo luz. Que estamos dentro del túnel y ahí nos mojamos.

Que el dolor es guardián de estas cuatro esquinas y nos lame las heridas con fauces abiertas y ojos cegados.

Que somos bellos cuando nos escondemos sobre las nubes. Y qué rápido nos quiere buscar la tierra.

Que es todo tan lento y los besos tan veloces.

Que el sueño nos vela las manos cruzadas y la arritmia de todo lo que palpita.

Que los nombres nos suavizan los huesos y nos liman los recuerdos furtivos.

Que te quedas dentro aunque abra la ventana de par en par. Que me respiras los techos del alma.

Que no es nuevo. Que es añejo este amor. Que llega cansado de vagar los siglos y los océanos.

Que quiero dormir y tus labios son mi almohada.

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