El Dios bufón te espera en la calle,
baja a jugar al escondite,
ya eres mayorcito,
no esperes el permiso de nadie.
Date prisa, pronto va a oscurecer,
Dios no es de confianza,
pero quién lo es.
Amigos fantasma te dejarán ganar.
Así, con las manos juntas en cruz,
las culpas de tus esqueletos
marchitarán la fe
dejando un rastro en el destino.
Ya se escucha la música celestial,
llegó la hora de volar,
de soltar pecados.
Cambiemos las reglas, oremos en pie.