El tupé del diablo

El demonio espera,
no hace otra cosa que esperar.
Fuma cigarrillos de cristal,
se atusa el pelo,
se deja olisquear.

De una mujer a otra
posa su mirada rancia y milenaria.
La máquina del amor, sin gasolina,
aguarda en el callejón
donde ya nada es.

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