Siempre hay un él.
Llámalo deseo, llámalo el otro, llámalo espejo.
La fuerza que te impulsa a dejar la tierra que te parió,
a dejar entre paréntesis tu sangre y tu memoria,
a renacer entre carnes de otros tonos y pesos.
Siempre hay un él
que nos golpea con su verdad cálida e hiriente.
En el viaje aprendemos a borrarnos las fronteras,
nos desdibujamos los contornos de comodidad,
mudamos la piel como serpientes en un agujero.
Siempre hay un él.
Siempre hay un yo dentro luchando por vivir.
(Diaan ci biir pakh)