Es tarde
y se despereza
al compás de las corrientes de aire.
Íntimo
como una sacudida
de mar al llegar finalmente a la orilla.
Se enciende
en el roce suave
de todas las interjecciones no dichas.
Por nacer,
las miradas dudan
qué dirección tomar. Balbucean quedas.
No interesa
lo que pase después.
Nada importa si al amor le cubre la noche.
Uf! Maravilloso Montaña. Me encantó.
¡Gracias, Silvia!