Bailar el alma

Hay algo sagrado
que nunca conocerás,
o quién sabe,
la vida te llevará
al borde del ojo
y de ahí saltarás.

Dejas poco en lo dado,
absorbes la calma
y te vas, ciego,
al encuentro del mar,
al ombligo del otro,
al espejo del mal.

Atas la intimidad
en promesas de paz,
quieres aprender
de los maestros en celo,
guardando los nudos
en tu alma mortal.

Yo amo el amor,
siento la nube al respirar,
la brisa fresca del respeto,
los dedos nuevos del rosal
que apartan las espinas
de tu suave caminar.

No llores en vano,
no profanes el altar
que mueve el mundo,
el que hace bailar el alma
entre pájaros de agua,
sin miedo al salto final.

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Escritura silenciosa

Llega de un vértice de ti
hasta el centro mismo donde me derramo.

Me escribes, me cantas, me lees
cuando me baño en silencios públicos.

No hay prisa lógica por ser
capitán de unas olas si no escucho el viento.

Junto letras que están vivas
para honrar a los que me dejarán morir.

La sed, el hambre, soy yo,
que cumplo promesas que nadie me pide.

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Ahora

Todo esto se puede resumir en una palabra: ahora.
El ahora no puede andar solo.

Ahora estás,
ahora escapas,
ahora sufres,
ahora lloras,
ahora ríes,
ahora piensas,
ahora mides,
ahora suspiras,
ahora gimes,
ahora.

El ahora no abandona.
Sé que el ahora cerrará mis ojos cuando se me desborde este mar.

Ahora no promete porque no sabe durar.
Ahora jura que él nunca fue el mismo.
Ahora se desliza, no tiene garras.

Ahora me encuentra.
Ahora es dentro de mí.

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