Mediodía

No vengo de comprar el pan,
ni el periódico ni la leche,
pero me siento en el banco
todavía húmedo como si lo hubiera hecho.

Las manos en los bolsillos
del abrigo buscan instintivamente
migas para alegrar a las palomas.
Mas solo guardan el tibio final de la mañana.

El mediodía ilumina triste
las gotas sobre la hierba
que aún resisten el tiempo.
El sol se escapa silencioso a otro barrio.

Los aviones allá arriba juegan
a formar nubes a su paso.
Tras unos segundos, la línea
se quiebra y el azul la devora con ansia.

Este podría ser mi banco,
o aquel otro enfrente mío
ser mi lugar en el mundo,
pero ¿quién quiere sentarse a ver derrumbarse el mundo?

Share Button

La ciudad habla

Esta ciudad constipada
tose y escupe humo con alquitrán.
De ojos azules vidrio,
llora cual ciego vagabundo inmortal.
Su música de pisadas
inquieta el oído virgen de un bebé.
Duele su insomnio vulgar,
queman sus noches sin medida ni final.
La ciudad habla bajito,
congela su eco el trébol por brotar.
No desea epitafio,
solo un lecho de ruinas sin masticar.

Share Button

Soy

Soy viento despeinado,
Azote de los campos de trigo.
Soy hija de la dehesa,
Amarillo sin fin en día de verano.
Soy afluente sin cauce,
Reguero de lágrimas y risa clara.
Soy trino agudo de mujer,
Canto dormido sobre tierra mojada.
Soy de un país antiguo,
Colonia de lenguas de Babel en ruinas.
Soy una cigüeña sin nido,
Latido sordo de campanarios y torres.
Soy una montaña alada,
Aleteo de mariposas devorando buitres.
Soy piel de alcornocal,
Muda de serpiente bendecida por la piedra.
Soy lo que alcanza la vista,
Letras para quererme más cuando cae la noche.

Share Button