Esta ciudad me duele en cada poro,
en cada mirada perdida, en cada beso furtivo.
Esta ciudad me quema los pasos,
la figura de esqueleto bajo mi floreado vestido.
Esta ciudad recuerda sus campos,
su anillo de compromiso verde, su no destino.
Esta ciudad se esconde en el humo,
tras el maquillaje de las aceras y cuchicheos del vino.
Esta ciuda me alimenta el Eros,
engorda mis contradicciones, me convierte en niño.
Esta ciudad juega con mis miedos,
parpadeo en su luz infinita, lloro su río.
Esta ciudad se tragará sus escudos,
su visión de neonato, su saludo de gato frío.