Con una piel tan transparente que se pueden ver las pocas fuerzas que me quedan.
La sangre sonríe al cruzarse en el camino con el amor.
Saluda, agita la mano, se deja ver, destapona la cabeza de avestruz del suelo que piso.
Dentro de nada se pudrirá todo menos este cristal.
Conseguiré unas alas para volar y las estrenaré en el abismo de luz que nos separa.
Una mirada triste vale más que mil lágrimas, supongo.
Hoy despierto al desorden de los factores que altera el producto de mi presente.
Una rima que desdibuje el destello de tu mirar enamorado.
Voy en dirección opuesta y no uso protección, ni casco, ni lógica de pensamiento.
Un Dios Crono kamikaze descendiendo la pendiente.
Seguir huyendo hasta que el infinito me alcance y me bese los labios con ternura.
Olas de paz, tormentas de bienestar y un yo más fuerte.
Suspiro, gimo, lloro en el baño todo lo que no pude llorar en mis vidas pasadas.
Todo pasa. Las flaquezas piden turno al enterrador.