Menos que nada

Sobrevivirá, dicen, el más temerario.

Los jóvenes se mueren por nuevas experiencias
mientras se imbecilizan con la sensación fatal.
Los viejos en bancarrota mueven sus hilos fofos,
dados de sí por el atropello banal de la confusión.
Los musculosos exprimen su día de domingo
cantando victoria en karaokes sin público.

¿Qué saborearán los ciegos sin olfato?
¿Qué prisión prefieres para tu jubilación?

La charca con ranas se vació de mirones y ya
la luna se refleja en los ojos a punto de llorar.

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