De esas caricias sin roce,
dame mil.
Déjame despeinar,
el orden de tus rizos de sal.
Desde lo sagrado de tus honduras,
perdóname.
Me atrevo
a besarte en la locura de tu tempestad.
Somos hermanos antiguos del cosmos,
montaña y mar.
De esas caricias sin roce,
dame mil.
Déjame despeinar,
el orden de tus rizos de sal.
Desde lo sagrado de tus honduras,
perdóname.
Me atrevo
a besarte en la locura de tu tempestad.
Somos hermanos antiguos del cosmos,
montaña y mar.