Esperar la luz,
esperar la voz,
esperar a convertirse en carne.
Cuando es difícil olvidar,
no queda más remedio
que llenarse de futuro.
Verse morir,
verse llorar,
verse suplicando amor una tarde.
Son días propicios
para armarse de valor
y pedir cuentas al pozo.
Quizás bocas,
quizás manos,
quizás un amigo que te señale.
Dónde dejarse caer
cuando las alas
no se despliegan.