Cae la nieve

Cae la nieve.

Hojas en blanco que nadie escribirá.
El frío se peina las huellas resecas.
En la noche la tierra busca a tientas
al poeta ciego que escriba su alegría.

Gime la luz.

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Adicción

Adicción no es suma,
es resta de voluntades.
Una sonrisa más,
dos lágrimas puede,
cientos de dudas.

La adicción es insana,
desalmada alegría,
amor a las máscaras
y a las triples mentiras.
Tierno soborno de iras.

Permite que muera,
que se mude a otro cuerpo,
que licue su fuego hiedra.
Deja que resucite en pájaro
y alce feliz su postrer vuelo.

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Padre

Padre, llevo muchos días
queriendo besar tu nombre.
Tu memoria me desgasta
la risa y la alegría.

Padre, no puedo vivir más
perdonando a un fantasma.
Te veo en todas partes,
mas no en las pupilas de lo amado.

Padre, escucha el torpe
grito del hilo de sangre.
Desenreda esta lluvia de sombras,
sopla en el remolino del viento.

Padre, borra ese círculo
perfecto que nos amordaza.
Veo ya tu débil sonrisa.
Ahora haz reír a los pájaros.

A Nicolás Pulido

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Llanto de hombres

Nunca vi llorar a mi padre. Nunca le vi caer. Dolerse sí. Pero nunca una lágrima vi recorrer sus pómulos ni sus arrugas. Ni siquiera cuando sabía que estaba por morir. No se retorció. No se lamentó. Su mirada por fin se serenó y sonrió. Mis hermanos lloraron por él.

Desde entonces no puedo ver un hombre llorar sin hacerlo yo también.

He lavado lágrimas con las mías. Mis manos como cuencos han recibido ese mar. He dibujado sonrisas en mi cara mientras comulgaba ese precioso momento. He soplado levemente para cambiar el curso de una lágrima, para dominarla. Las he lamido y he devorado así penas ajenas.

He vuelto ver llorar a un hombre y me ha frustrado no poderle abrazar. He llorado con él y después que él. Su imagen ha vuelto a mí a menudo desde entonces y cada vez ha limpiado más profundamente mi visión. He vuelto a llorar por dentro. Mientras río o hablo banalidades mi corazón llora. Solo yo lo sé.

Él lloraba. Se hacía más fuerte. Más sabio. Recordaba un dolor. Por eso le admiro. Yo lloro porque mi corazón se alegra de que haya corazones en este mundo que lloran como mi padre no supo hacerlo.

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