Vaivén

Hoy es el día del ritmo
El del vaivén de tu pecho
La aceleración de tu aliento
El compás de tus abrazos
El baile agazapado en tus células
El descenso y ascenso de tu alma

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Título opcional

Gustaba de nombrarse las cicatrices, arroparlas con letras, murmullos y música de caos. Recorrían sus yemas las orillas del dolor. Humectaba la soledad de cada día en un sobre de rutina. Disponía las voces de su cabeza en fila india frente al espejo. Enviaba a la guerra del sexo su maltrecho corazón. Sobrevivía a los estertores de amistades mortecinas. Limpiaba con su aliento el peldaño que había logrado subir. Vivía y no se dejaba vivir. Su título era opcional.

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Un abrazo

Un abrazo tiene el sonido de dos alientos y un compás de huesos.
Un baile inmóvil de células que despiertan.
Del color de unos ojos clavados en la nada.
Un techo movedizo y una cama de carne.

Un abrazo se mueve sibilino y majestuoso buscando su corona.
Se alimenta de esperas e inquietudes vanas.
Duerme desvalido, andrajoso, sediento de piel.
Ciego a las piedras y hoyos del camino.

Un abrazo ni se da ni se recibe, se contempla desde dentro.
Ajeno al amor y al odio, a rencores y amistades.
Endulzado con lágrimas que brotan de sus poros.
Se dispone a morir cumplidas las veinticuatro horas.

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Sudores

Esta no es una historia, este es un río que no tiene cauce. Una nube de vapor que se posa igual sobre una flor que sobre un perro. Esta es una gota informe. Es un aliento mortal y primigenio. Es la resaca de una vida por desahuciar. Es el durante que encierra un gemido. Un alarido húmedo de entrañas esparcidas sobre el lecho, listas para ser destino y lectura y comida para almas carroñeras. Este es un sudor licuado de piel.

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