Es esta la noche de los aullidos,
de los huesos de leche mirando la luna
que crece, y respira, y eriza la piel.
Es esta la noche de los pasos callados,
de las risas secas bañadas en miel
que compactan olvidos y sueños lentos.
Es esta la noche de las dudas de madera,
de los adornos de moho barriendo sombras
que cubren las copas de árboles de interior.
Es esta la noche suave sin pulso,
juguete roto de un amor olvidado
que espera la resurrección de los ojos.
Es esta la noche en que ya no soy,
es el mundo dentro que inunda el cielo
con gotas de terciopelo y miradas de bien.
Es esta la noche preciosa y muda
que el niño recordará al mirar su estrella
enmarcada en dulces nubes de algodón.