Llega de un vértice de ti
hasta el centro mismo donde me derramo.
Me escribes, me cantas, me lees
cuando me baño en silencios públicos.
No hay prisa lógica por ser
capitán de unas olas si no escucho el viento.
Junto letras que están vivas
para honrar a los que me dejarán morir.
La sed, el hambre, soy yo,
que cumplo promesas que nadie me pide.