Bellos son sus ojos,
y bello el reverso de su piel.
Él lo sabe, conoce bien
cada milímetro de herida.
De noche, solo sangre,
no existe cuerpo ni alma.
La pasión, al amanecer,
se duerme con nanas frías.
Otra vez en la muerte,
el mundo espera su beso.
La mujer del vampiro
desea ser torpe y reír fuerte.
Quiere caer en el sonido
de la luz amable, y morir.
Morir o vivir, da igual,
tan solo mutar en intangible.
Me encanta Montaña
Gracias Silvia por dedicarel el tiempo a mis poesías.