La tinta de este amor no se ha secado aún,
y ya andamos dibujando sonrisas en otras almas.
Son ríos de luz los que separan tu orilla de la mía.
Hay un techo de cuervos velando nuestros recuerdos.
Es un imán sin reloj, un tiempo hundido en la arena,
y vamos perdidos, sin rumbo, pintando margaritas de blanco.
Preciosa! Preciosa! Preciosa!
Gracias, gracias, gracias.