Una niña,
una vida que se aferra
a la mano de su madre.
Mientras,
otra vida se desprende
de las sábanas blancas.
Lágrimas
empañan la cortina,
besa las gasas su tristeza.
Duele despedirse,
duele el olor a adiós,
duele la ciudad en pausa,
duele la vida sin control
que llega y te abraza,
te suelta y se ríe,
duele porque te toca
aunque no sea tu hora.