Todo da vueltas, gira y gira, excéntricamente.
No tiene sentido volver a lo no dicho,
hay que regresar
al pensamiento.
A las ideas.
Es en estos silencios
que el vórtice recupera su fuerza.
Dejo de tragar saliva, no queda nada fuera.
Cada dolor llega con un vocabulario propio.
De informe, a uniforme, a leve brisa de aire.
Quien lo desee puede
cogerlo por el centro,
aprehenderlo.
Aprender a procesar
el miedo que nos recorre las venas,
la memoria de la sangre de los que se fueron.
Me parece buenísimo.
¡Gracias Silvia!