Antes que el mundo

Antes que el mundo se hiciera,
tú ya estabas en mi piel.
Mi amor esperó siglos
para convertirse en tu guía y tu luz.

Antes que el mundo se dividiera
ya éramos un abrazo eterno.
Y estoy aquí para recordarte
la perfección de tu mano en la mía.

Antes que el mundo se durmiera,
los sueños ya florecían
entre las ramas secas
de un pasado deshojado de albas.

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Buscando la sonrisa

Llevo días buscando la sonrisa.
Entre las sábanas restos de sexo fresco,
las tragedias urbanas sobre la brisa mojada.

Desclavo de la pared mis pupilas,
cuelgo mi futuro justo ahí, ardiendo,
para que ningún ladrón ose jamás llevárselo.

Camino abajo y arriba y
el rumbo es mi sabia, tosca indecisión.
Nadie sigue a una loca que sabe donde va.

Entre adoquines, flores marchitas,
con polen seco estornudaré ahoras
que serán pasado en cuanto gire y me pierda.

El espejo vocea: «¡Ven, deprisa!
Encontré la sonrisa, tu risa, tu vida.
Asómate. Abre tu mano, acepta el regalo.»

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Dentro de ti

Dentro de ti hay un país llamado Melancolía,
una patria deshojada de banderas,
una colina, un fuerte, una torre vigía
de una bahía del color de tus ojos chocolate.

Dentro de ti hay un domingo de abrazos
huérfanos, sepultados entre objetos perdidos.
Manos sobre el rostro para no ver el futuro
diseñado, emborronado, quebrado ya, sin pulso.

Dentro de ti hay un ahora inacabable,
infinito supurar de pasados indolentes,
de botines sin guardián, de hechuras improbables.
Canción a media voz de las almas detrás del Sol.

Para Pablo Sciuto

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Alfama

Siempre encuentro las manos que recogen la ropa.
Desafío al vacío, a la desnudez de la calle.
Ventanas sueltas cogidas con pinzas.
Almas reunidas en palomares urbanos.

Mi peso descansa sobre un banco verde
Encadenado al árbol que mira cómo vuelas.
Le encargo a la señora que planche mi melancolía.
No hay paz en estas calles que quiera ser compartida.

Guiño al sol que me levanta la falda.
El mar se eleva, abre sus fauces la luna.
Desgarra el viento las horas y las dudas
De un invierno desencantado que soñó con ser niño.

Lisboa se protege la piel de mosaicos con lluvia.
Brilla sin espejos, se quiebra en silencio.
Regresa a la edad de plata, dormita.
Sufre de amnesia, remonta ríos por inercia.

Encabritados los hombres, reniegan de las mujeres.
Se concentran en manadas, se escudan tras el yugo.
Devoran con avidez los restos de un pasado
Que les encumbró a ciegas a lomos del mundo.

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Perdón

Hoy quiero pedir perdón.
Perdón por todos los abrazos que llegaron con retraso.
Perdón por esta transparencia de cantos afilados.
Perdón por esconder agujas entre las risas.
Perdón por cargarle un pasado ligero a un futuro precoz.
Perdón por mi falta de humildad y mi maldad acolchada.
Perdón por este sorbete de lágrimas de un solo gusto.
Perdón por amar sin manual de instrucciones.
Perdón por la angustia que sembré en los amaneceres.
Perdón por este cansancio sin fecha de caducidad.
Perdón por tropezar sin haber piedras en el camino.

Pido perdón y me responde el eco.
Y me perdona porque es eterno.
Y me perdono por no ser perfecta.
Y le perdono por ser el mayor de los dones.

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