Vamos a separar esta dualidad,
el sexo del amor
y el amor de la realidad.
Veo al animal agazapado,
atento al placer
que eriza la pared detrás suyo.
Los ojos buscan sensualidad,
las manos listas
a seguir mapas sin trazar.
Sin orgullo somos seres libres,
una mala caricatura
de las nubes tras el secuestro.
La mujer se eriza sigilosa
con púas de cristal,
no da tiempo al hombre a pensar.
La voluntad es débil o fuerte,
según la lógica fiel
de cada momento, de cada latido.
Dejemos de imitarnos de lejos.
Entre la vida y yo
hay cordones umbilicales secos.
De esas viejas ambiciones nuestras
solo el presente queda,
perdido en un río de emociones.
Unamos tu verdad y mi realidad,
y viceversa, con arte,
pues esta historia aún no salió a escena.