De sombras

Amo las sombras.
Amo la forma de las sombras.
Amo la sombra de lo que ya no está.
Amo la sombra que aún no nace.

Amo la sombra cuando te sueño.
Amo tu roce sobre mi sombra.

Share Button

Es esta la noche

Es esta la noche de los aullidos,
de los huesos de leche mirando la luna
que crece, y respira, y eriza la piel.

Es esta la noche de los pasos callados,
de las risas secas bañadas en miel
que compactan olvidos y sueños lentos.

Es esta la noche de las dudas de madera,
de los adornos de moho barriendo sombras
que cubren las copas de árboles de interior.

Es esta la noche suave sin pulso,
juguete roto de un amor olvidado
que espera la resurrección de los ojos.

Es esta la noche en que ya no soy,
es el mundo dentro que inunda el cielo
con gotas de terciopelo y miradas de bien.

Es esta la noche preciosa y muda
que el niño recordará al mirar su estrella
enmarcada en dulces nubes de algodón.

Share Button

Padre

Padre, llevo muchos días
queriendo besar tu nombre.
Tu memoria me desgasta
la risa y la alegría.

Padre, no puedo vivir más
perdonando a un fantasma.
Te veo en todas partes,
mas no en las pupilas de lo amado.

Padre, escucha el torpe
grito del hilo de sangre.
Desenreda esta lluvia de sombras,
sopla en el remolino del viento.

Padre, borra ese círculo
perfecto que nos amordaza.
Veo ya tu débil sonrisa.
Ahora haz reír a los pájaros.

A Nicolás Pulido

Share Button

Pecho desnudo

Este pecho es un páramo tranquilo.
Sopla el viento recio sobre la tierra
que se endureció tras morir el verano.

Un solitario perro corretea en círculos.
No hay sombra que le abrace,
su dueño le devolvió la libertad salvaje.

Su hocico huele la tormenta.
Anhela encontrar un lecho de sombras
o por lo menos una casa bajo unas ramas.

Llega el ruido, el rayo, la palabra.
Agacha la cabeza, retuerce las orejas.
Está solo, libre e indefenso frente al grito.

Ojalá conociera la plegaria adecuada,
mas de su boca solo ladridos nacen.
Y Dios nunca entendió de quejas sin amo.

Share Button

Estrella invitada

Se dejó romper en millones de pedazos.
En polvo minúsculo, brillante y travieso.
Cayó, subió, y volvió a sumirse en las tinieblas.

Este viaje se gestó desde las sombras.
Desde el útero de los humedales del alma.
Empezó con un sí y se perderá en el infinito.

Un silencio como respiración de galaxias.
De los ojos que se vierten en tibias manos de leche.
Era noche cerrada cuando abandonó su vida a la deriva.

La estrella suspiró todos los halos dorados.
Soy el pasado que nunca alcanzaste, me dijo.
Y su estela escribió un garabato inocente en mi pecho.

Share Button