La ciudad se sacude
el laberinto del lomo.
Las piezas se mueven
hasta ajustar la hora.
Los edificios se derriten,
ríos de agua sobre asfalto.
Quedan solo naufragios,
los turistas del miedo.
El apocalipsis ya pasó,
el fuego duerme ahora.
Y los pájaros insomnes
buscan nidos nuevos.